La inflación producto de las decisiones de los gobiernos que ampliaron la base monetaria sin control en medio de la pandemia, ha tenido efectos muy significativos sobre el poder adquisitivo de los hogares en el mundo entero. Sin embargo, esa inflación resultó ser menor en muchos casos por la capacidad de los mercados B2B de absorber un choque de precios que se vio agudizado por la guerra entre Rusia y Ucrania, por una situación restrictiva de materias primas en general y por los mayores costos de bienes importados producto de devaluaciones en países emergentes.
Si vamos a casos como el de Colombia donde la inflación ha sido persistente y sobrepasó el 13% como indicador anual de IPC, es fundamental comprender que el fenómeno de precios habría sido más crítico para los hogares, si los mercados B2B no hubieran recibido una parte fundamental del choque de precios. El Indice de Precios al Productor (IPP) que es el indicador que mide cuanto suben los precios en los mercados B2B sobrepasó el 30% el año pasado. Si las cadenas de abastecimiento hubieran decidido trasladar por competo ese costo a los consumidores en lugar de renunciar a parte de sus márgenes, la historia que estaríamos contando sería aún más compleja
Si bien muchas categorías, especialmente en alimentos, aumentaron al consumidor en niveles cercanos o incluso por encima del 30%, fueron muchos otros los bienes y servicios que se mantuvieron abajo por cuenta de que las compañías que están en las cadenas de distribución lograron alivianar el choque de precios en sus estructuras financieras. En la medida que el consumo respondió a la ampliación monetaria que se mencionada al comienzo de este artículo, muchas compañías se quedaron satisfechas con aumentos significativos en ventas, así los márgenes se contrajeran por el diferencial entre el ritmo creciente de precios B2B, frente a las posibilidades reales de aumentar precios al mercado minorista (B2C)
Hoy cuando la expectativa en países como Colombia tiene que ver también con el momento en que la inflación tomará una curva descendente, es clave comprender que será el indicador de precios del mercado B2B el que tendrá una mayor relevancia. La más reciente medición del IPP muestra que ya está por debajo de la inflación a consumidores, esto a pesar de los aumentos pronunciados en salarios. Hoy el IPP está en 13,5% anualizado y cayendo; además se espera que incluso su comportamiento medido mensual o trimestralmente comience a ser negativo.
Una convicción de las cadenas de suministro completas de que los precios se estabilizarán permite también anclar otras expectativas, lo que sin duda será definitivo en que los precios en la economía se estabilice y permita también que su efecto sobre los mercados financieros y de gasto, vía tasa de interés, comience a ceder.